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miércoles, 17 de diciembre de 2008

LIANA DE LAS ALMAS




Ven a las puertas abiertas; ella me dijo, sobre todo, abre tu luz, sueña con tu propio nombre, no en el vano afán de quienes siguen la misma senda de los sabios sin memoria perecedera, busca la piedra, el árbol y su compañera amante, la enredadera, la liana de la dulce muerte, la soga del verde despertar.

Sabios son también tus ojos cuando duermes en medio de los olvidos recurrentes y entonces y en ese estado permites que tu boca y que tus manos enamoradas también, les hablen libremente y de un modo verdadero y cercano, a esos los sueños de la memoria, hasta llegar repentinamente a ver a tu propio rostro enfrentádo.

Porque no hay otra cosa, escondida bajo la sombra profunda de la noche, en estos valles rodeados de montes azules, ni en la selva profunda que respira en nuestros nombres pulsante como un corazón en la tormenta, o como un par de ojos en medio de las nubes.

Y yo no se si tengo, o si he tenido siquiera algo que no haya sido mío, o si en alguno de estos parajes vegetables haya algo más dulce e incomprensible, algo que provenga igualmente del irreconocible sol infiltrado entre las altas hojas cimbreantes, algo que destila su magia en el jugo amargo, que las palabras estas se esfuerzan en simular.

1 comentario:

  1. El árbol y su compañera amante, la enredadera, la que lo sepulta..

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