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NOSOTROS

domingo, 9 de agosto de 2009

HOY ES UNA MAÑANA HERMOSA

Hoy es una mañana hermosa, el asesino no ha venido, puedes quedarte conmigo, puedes hacerlo. Desde esta ventana del quinto piso se ve todo mas lento, parece más amable y es que estamos cera de las palomas que no se asustan con nuestra presencia, más bien parecen mirarnos con curiosidad, un tipo frente al computador intentando escribir, hurgando en los recuerdos bajo el débil sol que comienza a entrar en el cuarto, y tú mas allá sentada. El asesino no ha vuelto, entiendo tu silencio, el que te concentres en tus cosas. Parecieras saber que hay un mar en calma más allá de estas paredes y que esperamos al asesino como al cristo que vuelve en pleno día en medio de la plaza, amado de los perros vagabundos y de los borrachos. Ni tan parecidos ni diferentes al resto en apariencia. Deberías saber que una noche que haya caído la tormenta, entonces iremos a la playa en silencio, cerrando la puerta suavemente detrás nuestro, en el verano de la luna, nos acercaremos a la línea blanca de espuma, la rompiente, las rocas negras; pájaros en la arena mojada, parecen decir tu nombre quedamente. Como cuando hablamos en sueños, como una montaña bajo el agua, sin querer, separando las manos en silencio. Miras abajo a la calle, la actividad lenta de la mañana, un día como cualquier otro, un lunes o martes, lo mismo da, sábado, domingo; hemos hecho el amor con la ventana abierta, sintiendo el latido de la noche, el calor, el lento resplandor que anticipa la mañana. Y volveremos a dormir, ya nos conocemos, después de tanto ya nos hemos encontrado. Miraremos un día desde abajo la gente caminar de uno a otro lado, hacia todas partes, hacia ninguna. Sirves desayuno, huevos, café, esas cosas, el asesino es parte de nosotros, no se le debe temer, no mata a los amigos, igual es ver esta ventana desde la vereda, ver los maceteros rojos, el visillo, desde abajo. para mi, todos los mundos son posibles, siempre llegué como quien entra a una casa solo, es decir, sin que lo presenten, sólo con un plan en el bolsillo, como el dibujo de un arquitecto, sólo las estructuras generales, lo perdurable, sin los elementos interiores, sin muebles ni objetos decorativos, sin moradores probables y curiosamente..., siempre parecía ser mediodía, siempre parecía estar algo nublado y yo dejaba hablar más a los silencios. Yo he tenido a veces modos de ir al encuentro, yo he tenido vislumbres a veces, visajes. - Pasa, este es nuestro hogar - Y tú me decías que un recuerdo se hace más concreto, que se refuerza, como si fuera algo más real cuando sabemos que frecuentemente acude a la conciencia de alguien más, eso es lo que algunos llaman memoria activa, yo prefiero pensar en como en mi memoria es activo el recuerdo de tener la impresión de que la línea que tu mirada dibujaba oblicua hasta este balcón estrecho desde el que observo la vida que me pasa actualmente, se tornaba de un cierto color violeta claro o azulado, sería efecto de la tonalidad persistente de las nubes cargadas quizás, de todos modos y no hay porque no decirlo, yo siempre pestañeaba cada cierto rato, como cosa natural, y eso te llevo sin duda a adquirir la confianza necesaria para dar movimiento a tus pasos, para acercar las diferencias, para poner fin al desconcierto, hasta donde te pude ver y tu comprendiste que ya te podía ver y me regalaste ese gesto de siempre, ese ir y venir por el pasillo indecisa, moviendo las manos como dos pájaros blancos, entonces escribo que ahora estamos juntando las partes del símbolo, de las partes que tu repartes. Y ya no tendrás que irte en ningún momento, sin embargo podrás hacerlo cuando quieras sin siquiera explicar por qué, cuando ya se ha cumplido todo solo queda el continuar escribiendo, preparar los esbozos del próximo guión, con la banda sonora del arrullo de las palomas que se acurrucan a pasar el frío en el friso de debajo de la ventana, mezclado al ruido de la juguera o de la maquina de café, de los autos, el rumor de la gente afuera, las bocinas, tus pasos despacio en el pasillo, tu llamar a la puerta, toda una sinfonía de comienzo de tarde de abril, toda una búsqueda de los cristales en tu piel. Y entonces nos reunimos bajo el viejo muelle mientras la lluvia lava las arenas y se besa con las olas en un incontrolable movimiento informe frente a nuestros cuerpos que se refugian entonces en su propio temblor de tierras, en el propio fulgor eléctrico en sintonía, hemos mirado la playa infinita, el horizonte fundido al mar en el gris del invierno, sin diferencias entre tu y yo que no pueda obviar la melancolía, hemos quemado el fuego lentamente, somos hermanos amigos, somos peces aéreos, nada que no pueda prestarse fácilmente, talvez he tenido ese recuerdo ahora, ha venido a mí desde tan lejos la imagen de esa panadería en la Gran Avenida en este momento, por algún motivo, es posible que tu allá en la distancia, hayas estado pensando en esos sucesos al mismo tiempo, hurgando en la memoria, y yo frente al papel como si frente a una mujer que se desnuda, memoria predicativa se llama esa; había una plaza a la que íbamos algunas veces ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Si, el cielo era de un tono gris, como antes del amanecer no del mundo. Puede ser debido al misterio que no hablemos tanto así, que nos entretengamos largas horas en las tardes grabando los murmullos de las palomas para mezclarlos con la música ambient, para crear nuestros propios mundos sonoros, una banda de sensaciones que oponer a nuestra historia. - Siéntate, esta es en realidad tu casa, ya sabes que siempre he sido de pocas palabras-Tal vez recuerdo el tiempo en que las cosas pasaban sin decirlas ¿Qué tendría ahora que agregar para convencerte de que no he tenido razón? ¿Con qué palabras o imágenes del recuerdo de tus propias esperanzas vividas en medio de un cielo azul casi intemporal has venido a hablarme desde tu casa? La casa de tus parientes desde el extremo sur de la ciudad, a preparar esas tortillas en sartén y a hacer que se yo que cosas. Y ahora que estamos aquí, tú y yo sentados en este sillón verde postmoderno mirando el sol del mediodía cayendo sobre la calle abajo, brillándose en el negro pulido de las puertas de los taxis al abrirse y nosotros los ojos fijos en medio del reflejo de tu luz recordando, como si imagináramos ya desde antes este tu entonces tan esperado regreso de anunciada fugitiva, de solemne transgresora.

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